Los viernes comienzan a ser mi día preferido de la semana... ¡¿Por qué será?! Ayer, de camino a casa, corría una ligera brisa por la Ciudadela y cerré los ojos como sintiéndome imparable a mi caminar: casi me como a un grupito de maratonianos, tras los que una manada de perros ladraba sin parar: ¡Cómo me gustan los viernes y qué poco...!
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