Comienza como quien dice la semana y no tengo fuerzas ya ni de hablar de sentencias ni de resoluciones. Una cosa sí que tengo clara (y siempre la he tenido clara): el derecho es una cosa y los sentimientos otra muy diferente. La cabeza y el corazón no siempre están alineados, y menos los de a quienes perdieron a un padre o a un hijo por un balazo en la cabeza o en la nuca... o volaron por los aires. ¡Qué pena que la justicia no exista!
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