domingo

Día 20121007

El fútbol no es una ciencia exacta (ni siquiera inexacta). Ni tampoco es política, amig@s, como algunos quieren hacerles ver a sus socios y simpatizantes... como excusa para auto-promocionarse (la historia se repite y se siguen cometiendo los mismos errores). Para algunos el fútbol es un deporte, para otros un arte, para otros una pasión desbordada... y para otros un deporte, un arte y una pasión desbordada. Y también están los otros (y no me refiero a los de Amenábar): esos que lo odian con todas sus fuerzas.
     En cuanto el colegiado toca el pito, en el minuto 0, suele ocurrir que quien tiene más el balón y controla el partido es el que se lleva los tres puntos, pero no siempre sucede así, porque en el campo también entra en juego el factor humano e incluso el divino. Por eso no en todos los encuentros gana el mejor: Muchas veces un detalle es el que decide quien acaparará las portadas y quien entrará en una nueva crisis (maldita crisis).
     ¡¡¡Ah!!! Y después están los árbitros de la contienda (como os comentaba, los que tocan el pito): unas personas (a veces personajes) que deciden y dicen si es manos o si es penalty en milésimas de segundo y sin repeticiones... incluso a veces a su libre albedrío y, en algunos de los casos, hasta aciertan. También acontece que, en ocasiones, se decantan por beneficiar al más grande o al que juega en casa (por eso del miedo escénico). Pero los que la meten dentro son los jugadores, que quede bien claro. Por eso yo me pregunto: ¿Alguna vez alguien decidirá que el único y exclusivo oficio de esta gente que decide sobre futbolistas que ganan millones de € sea el de colegiado profesional?

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