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Día 20121012

El 12 de octubre, Fiesta Nacional de España o Día de la Hispanidad, se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a aquel continente que se creía eran las Indias, pero no, en 1492 (cinco siglos antes de las Olimpiadas de Barcelona, aquellas en las que el atleta Fermín Cacho nos hizo un poquito más felices). Dicho desembarco es el hecho que se ha conocido desde tiempos inmemoriales como 'El Descubrimiento de América' (sí, fuimos los españolitos los que llegamos primero y lo saqueamos después... y ¡vayan pasando!). Del propio Cristóbal podría escribir mucho y mucho, ya que me he estado informando puesto que si ahora me sobra algo es tiempo... pero nada que no se haya dicho ya. Su historia cuanto menos es bastante curiosa, sobre todo en lo que concierne a su nacimiento, ya que nadie se pone de acuerdo ni del dónde ni del cuándo fue. A partir de ahí, entre otros quehaceres, aventurero y explorador.
     Pues bien, a muchos de vosotros os sonará el famoso 'huevo de Colón', y doy por supuesto que lo primero que os vendrá a la cabeza es una parte del cuerpo humano antes que una que sale de la gallina... ¿verdad? Porque cuenta la leyenda (puesto que no se sabe a ciencia cierta si los hechos ocurrieron así) que el propio Colón, rodeado de gente ilustre y noble de la época que le dijeron, casi hasta increparon, que si no hubiese ido él a las Indias algún otro hombre de España lo hubiese logrado, éste se apostó con ellos a ver si eran capaces de conseguir que un huevo (de la gallina) se mantuviese de pie en la mesa. ¡¿Cómo?!... Todos quedaron estupefactos al comprobar que aquello se balanceaba y acababa por volcarse hacia uno de los lados más altos, con lo cual era imposible lograr el reto. De repente Colón agarró el huevo y lo golpeó ligeramente contra la mesa achatando uno de sus lados más estrechos hasta que el huevo quedó allí erguido, de pie.
     Años después es relacionado este fenómeno del 'huevo de Colón' con alguna cosa que aparenta tener mucha dificultad pero resulta ser fácil al conocer su artificio (RAE). Lo que no sabemos es si el jueguecito del huevo se lo enseñó algún nativo americano o la tatarabuela de Pocahontas...

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