Ayer tuve una dulce sensación, a la par que reconfortante (... ya ves). Estaba yo acabando de cenar y me había preparado de postre un trozo de chocolate negro de ese que es altamente puro y, además, una mandarina. Pues bien... Este suceso ya había acontecido en mi vida, pero anoche fue cuando decidí que lo iba a hacer público... quería que mi voz llegase al Mundo entero (por lo menos a todos aquellos que tuvieran Internet). Me refiero a la extraordinaria combinación de sabores que forman la naranja y el chocolate... Ñam, ñam. Hasta aquí todo bien, muy bien... muy rico. Lo que pasa es que algún listo se me debió adelantar varios años porque ya fabrican tabletas de oro negro junto con trocitos de estas frutas cítricas llamadas naranjas: ¡Visionarios... y espabilaos!
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